La convocatoria del premio al mejor libro de la Fundación Ankaria, consolidada a lo largo de más de una década, se ha convertido en un referente internacional para el ámbito editorial y artístico. Con una participación que este año incluye a 181 autores y autoras de 26 países, el premio no solo destaca por su alcance global, sino también por la diversidad cultural que aporta cada uno de los proyectos presentados. Esta amplitud geográfica refleja el carácter inclusivo de la convocatoria, con obras provenientes de lugares tan dispares como Japón, Brasil, Alemania y Venezuela.
El premio Ankaria, en su esencia, celebra la capacidad del libro como objeto artístico y como vehículo para ideas transformadoras en el ámbito de la edición contemporánea. La competencia reúne a creadores y pensadores cuya obra trasciende las fronteras convencionales del libro, explorando nuevas posibilidades visuales y conceptuales. Esto subraya la relevancia del libro de artista como un medio dinámico, que en manos de estos autores se convierte en una poderosa herramienta de reflexión crítica y estética.
La importancia de este premio reside en su capacidad para fomentar la creación, estimular el diálogo internacional y posicionar a los libros de artista como piezas clave en el circuito del arte contemporáneo. Este año, el volumen de participación y la procedencia de los autores no solo confirman la solidez de la convocatoria, sino que elevan su estatus como una plataforma para el reconocimiento global de nuevas voces en el campo del arte editorial.
PRIMER PREMIO
Pedro Torres
Roma
Pedro Torres nos ofrece en Roma una obra que explora el tiempo y el espacio a través de una propuesta minimalista y profundamente conceptual. Inspirado en su residencia en Roma, la pieza utiliza el suelo adoquinado de la ciudad como metáfora de la estratificación temporal y espacial de la urbe. El uso de papel milimetrado y los agujeros cuidadosamente dispuestos en las páginas, uno por cada día de su estancia, recrean un entramado de capas visibles e invisibles, evocando la complejidad de la ciudad eterna. Esta obra se convierte en un paseo poético donde la experiencia del caminar se traduce en una lectura táctil y visual que, como la propia Roma, revela más de lo que parece a simple vista. La caja que contiene el libro añade una dimensión escultórica que enfatiza la solidez y, al mismo tiempo, la fragilidad del tiempo, de lo histórico y de lo personal.
SEGUNDO PREMIO
Pedro Luis Cembranos
Páginas Amarillas
Con Páginas Amarillas, Pedro Luis Cembranos nos invita a reflexionar sobre la repetición, la copia y la materialidad del libro como objeto escultórico. A través de la reutilización de las icónicas guías telefónicas, el artista plantea un diálogo entre lo seriado y lo único, reinterpretando la tradición escultórica romana, conocida por su práctica de replicar arte griego. Cembranos convierte este material obsoleto en una escultura pulida y lacada, subrayando la tensión entre originalidad y reproducción en el arte. El uso del alabastro y del papel adhesivado se convierte en una metáfora de la transformación de los medios impresos en objetos artísticos, explorando la identidad y el territorio a través de la memoria y la repetición. La obra conecta con un pasado industrial y cultural mientras cuestiona la vigencia del arte múltiple en la contemporaneidad.
PREMIO JOVEN JAVIER ROSÓN PÉREZ
Alejandra Espinosa
Ma mère et moi
Alejandra Espinosa, con solo 22 años, presenta Ma mère et moi, una delicada y evocadora obra que gira en torno a la construcción de la memoria familiar. Utilizando fotografías encontradas de un álbum desconocido, Espinosa reinterpreta la relación entre madre e hija mediante superposiciones y transparencias, creando una nueva narrativa que oscila entre lo personal y lo ficticio. La elección de papel japonés y la encuadernación visible refuerzan la fragilidad y la transparencia de los recuerdos. A través de esta obra, la joven artista nos habla de la relación entre lo público y lo privado, de cómo las imágenes familiares pueden adquirir nuevos significados al ser desplazadas de su contexto original, haciendo de Ma mère et moi un poderoso ejercicio de introspección visual y emocional.